Hace un par de días hemos vuelto de nuestra escapada a Estambul, la ciudad que une dos continentes. Nos ha gustado, hemos necesitado casi una semana para conectarnos con ella, y al final nos hubiéramos quedado más días, aunque la cama del hotel lastimaba nuestras espaldas más de la cuenta.
En este post os narraremos con imágenes parte de nuestro viaje, desde la Istanbul tradicional y religiosa con sus mezquitas y sus bazares, a la turista y cosmopolita, ambas plenas de belleza. Istanbul, la ciudad de los gatos, fluida y bañada por sus mares, donde las mezquitas cantan el nombre de Alá haciendo que el alma se recoja, y el ambiente se quede calmado. Donde el bullicio humano no está exento de armonía, con calles que dejan ser a cada uno, y donde cualquier momento es bueno para degustar un zumo de naranja o granada, o tomar un bollo.
Esta ciudad antigua crece hoy bien deprisa, a lo largo de decenas de kilómetros de sus costas, y está llena de contrastes urbanísticos, casi a la vuelta de cada esquina, en cada barrio..
1. Ciudad moderna con bellas mezquitas tradicionales entre sus edificios y calles
2. Momento de recogimiento y aseo para prepararse a la oración
3. Arte geométrico de calidad para elevar el espíritu en el interior de las mezquitas santas
4. Vista del Gran Bazar que refleja el esplendor de este pueblo comerciante
5. Detalle de coloridas zapatillas dentro del Gran Bazar
6. Final de una jornada atareada donde el gremio de zapateros cerca del Gran Bazar
7. Vendedores ambulante de bollos o zumos frescos te hacen el día más agradable
8. Estampa colorida de una calle en la zona turista cerca de Santa Sofía
9. La majestuosa silueta de la Mezquita azul frente a Santa Sofía
resulta fascinante cuanto canta al anochecer, y siempre bella
10. Contraste de un rincón en el barrio moderno de Beyöglu
11. Escalera colorista con la que se salva el desnivel desde la calle del ferrocarril de Kabatas al interior del barrio en Beyöglu
12. Detalle que refleja el amor hacia los gatos de la ciudad de Estambul
13. Visión de la ciudad desde el café de Pierre Lotti al oeste de la parte europea
14. Estambul es dulce, además de fluida: estampa del barrio de Egiüp
15. Luminoso en castellano de una tienda de telas entre hoteles del barrio del Serrallo
16. Detalle de una joven turca en el viaje a las Islas Príncipe, típico itinerario turístico
17.Atardecer en Sultanahmet en la zona europea desde la costa asiática
18. Semblanza de eternidad en un jardín de una tumba cerca del gran bazar
19. Las rosas abundan en los jardines de la ciudad como canto a la vida y su belleza
20. Momento de uno de los viajes en barco cerca de Estambul: el agua ayuda a fluir..
Cuando el día deja paso al crepúsculo, las gentes terminan sus faenas, los turistas se recogen, las calles cerca de Santa Sofía se llenan de silencio. Entonces podemos apreciar la inmensa presencia de su escultura arquitectónica, milenaria, adusta pero acogedora y maternal a la vez, cual abuela sabia que ha visto pasar las centurias y ha contemplado a millones de almas desenvolver el legajo de sus vidas a sus pies.
Convertida hoy en museo, asiste serena a los cánticos que los cientos de mezquitas de la ciudad despliegan a su alrededor, en salmodiosos diálogos, que tienen lugar cada un par de horas, sumiendo a la ciudad en una atmósfera de bálsamo, dándonos un contrapunto para no perder el equilibrio en medio del infinito ajetreo urbano. Ella parece estar inmersa en un halo de eternidad.. que a veces nos rozara..