martes, 22 de octubre de 2013

Feng shui en el Hogar



 

 

FENG SHUI EN EL HOGAR.-

     Las personas tenemos la necesidad universal de llegar a crear un hogar seguro y confortable. Un sitio personal, al que pertenecer y donde poder refugiarnos de las inclemencias, tanto del tiempo meteorológico como de los diversos reveses de la vida.

   Este cobijo, en el sentido más profundo del término, ha de ser un espacio bello y vital. Un lugar que hable de nosotros y de nuestras aspiraciones en la vida. Cuya decoración ciertamente expresará lo genuino y especial de las personas que habitan dentro de esas paredes.

   Con el paso del tiempo, las personas vamos creando una relación única, bien profunda, con el lugar que habitamos. Sin embargo, esta relación precisa ser conscienciada día a día, de manera que los cambios que experimentamos en el viaje de la vida, también se traduzcan en el espacio habitado. Así evitamos posibles estancamientos o depresiones, tanto en el espacio como en nuestro vivir.

   No pretendemos la mansión perfecta, ni siquiera tenerla repleta de riquezas u obras de arte conquistadas al mundo. Tan solo necesitamos que ese espacio lata con corazón y alegría. De esta manera, cualquier persona que franquee su umbral, lo sentirá, y podrá sentirse a gusto.
 
 
   Practicar feng shui es irradiar a nuestro hogar el aprecio que sentimos por estar vivos, por poder disfrutar cada nuevo amanecer de la aventura humana. Es sentir en cada momento qué parte de nuestra casa nos reclama un cambio, menor o mayor, como lo hace la vida con nosotros a diario..si la dejamos.
   El arte de la ubicación espacial, como también se conoce al feng shui, comprende colocación ergonómica de muebles y manejo adecuado de colores y texturas materiales, pero también incorporar un sentido fluido del orden en el día a día, la capacidad de ‘ir cerrando ciclos’, de digerir bien las experiencias que vamos viviendo.
   Necesitamos tender al equilibrio de nuestras dos polaridades, femenina y masculina, o al ser y al hacer. Dar cabida al sentimiento y a lo irracional, tanto como hacemos caso al lógico discernimiento.
   Y llegar a comprender que vivir con plenitud pasa por integrar en una unidad fluida las diferentes áreas de experiencia humana: familia y profesión, pareja y amistades, riqueza y conocimiento, gozo y meditación.  Aceptar incorporar un estilo de vida sencillo al tiempo que incierto, donde nos dejemos llevar por la maestría de la vida, que se encargará de hacernos llegar los aprendizajes que nuestro ser necesita para crecer.
 

 
   Un hogar feng shui tendrá tantas apariencias físicas como historias de amor verdaderas vivan sus moradores entre sí y con el lugar elegido en una etapa de la existencia. Las leyes básicas siempre respetan el movimiento de la vida, donde ha de haber cierta mengua para que después se produzca el crecimiento mayor.
   Y nosotros hemos de aprender a pulsar estas corrientes, en el hogar y en el exterior, de manera que reduzcamos los conflictos que habitualmente los humanos se crean en la salud, las relaciones personales, la creatividad y el gozo..
 
   En suma, un buen practicante de feng shui ciertamente sabrá reconocer con serenidad como ir encontrando su sitio en el mundo, y florecerá ayudando a otros a formar parte de esa armonía natural que es nuestro derecho y nuestro legado. En cualquier momento, podemos tomar la decisión de aprender a rehabitarnos  y caminar con belleza.
 
 
 
 
 
 

 

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