lunes, 24 de diciembre de 2012

Mapa PaKua feng shui (I): El Agua que conduce a la Montaña

       En la ciencia china de la ubicación o feng shui, que significa literalmente 'Viento y Agua', aprendemos a vivir conscientemente los flujos de la energía vital, o chi, para poder diseñar ambientes armoniosos que habitar con salud. También están los tratamientos correctores o ajustes de armonización espacial. Una parte de esta ciencia se llama 'el Mapa PaKua', relacionado con la Escuela de la Brújula o de las Direcciones.
      El Mapa PaKua nos habla de las asociaciones y correspondencias que hay entre las distintas direcciones cardinales y sus flujos energéticos correspondientes, por un lado, con las experiencias de las personas en sus principales ámbitos de relación. Como ya comenté en un anterior artículo (ver sesiones terapeúticas con el espacio) nuestra cultura 'peca' de superficial además de apresurada. Esto se traduce en que no solemos profundizar en las conexiones que existen entre una dirección cardinal concreta y el área de la vida con que se corresponde.
      Nos sucede esto, sobre todo por que nos hemos alejado de un estilo de vida enraizado en la tierra y armonizado con los ciclos naturales, y con los cambios constantes entre las dos fuerzas principales y complementarias de la vida: Yin y Yang, o la Noche y el Día. Lo femenino o yin tiene que ver con la receptividad, la nutrición y cuidado de los seres, el compartir y lo colectivo; también lo frío, horizontal, invierno.. A su vez, el Yang se asocia con la fuerza masculina, la Acción, lo creativo y el individuo; además, lo cálido, vertical, verano, etc.



    Antiguamente, y todavía habitan el planeta pueblos que sí viven así, el ser humano se vivía como una especie integrada en su medio. Y, aunque lo cultivaba y modificaba en su favor, sabía estar como un ser más entre las demás criaturas, sin forzar el delicado equilibrio de los ecosistemas. Este estado de cercana comunión con las fuerzas naturales, le proporcionaba también una percepción de los distintos tonos o flujos energéticos, que la ciencia feng shui asocia con las diferentes direcciones cardinales.
      Con el tiempo, el excesivo desarrollo del hemisferio izquierdo y las actitudes racionales llevó a nuestra especie a sobrevalorar su papel dentro de la naturaleza, y a perder la conexión directa con sus ritmos y tonos. La práctica continuada del feng shui, cuando se asume como un estilo de vida que recupera la salud al conectarse con aquellos ciclos, nos devuelve esas capacidades ancestrales ahora dormidas en la mayoría de los individuos.
     Nuestra civilización en las zonas templadas del planeta depende de la alternancia de las estaciones y sus efectos en el clima y los cultivos. Equinocios y solsticios marcan los momentos de equilibrio y de mayor diferencia, respectivamente entre las fuerzas del Yin y del Yang. Por otro lado, para la cultura oriental, las estaciones comienzan antes que en nuestro calendario. Por ejemplo, la primavera se inicia a primeros de febrero, mes aún bien frío, que sin embargo ve florecer numerosas especies vegetales. Es el tiempo del Trueno, asociado a la dirección cardinal del Este, y al momento del amanecer en el ciclo diario. Vemos también, que la cultura china se sirve de imágenes naturales para nombrar cada energía o tono principal, y lo iremos comprendiendo según vayamos profundizando en cada una de ellas.
     Estas energías de la vida se activan o hacen predominantes cuando llega la estación con la que se corresponden. Como ahora estamos en nuestro final de año, esto corresponde en feng shui al tránsito del área o 'kua' del Agua, que está fuerte en los meses de noviembre y diciembre, al 'kua' de la Montaña, que se activa en enero. La primera se asocia al Norte y al elemento agua, mientras que la segunda se asocia al Noreste y es una dirección de calidad tierra.


     El agua saludable es la que circula adecuadamente, con diseños curvos y manteniendo la capacidad de oxigenarse para estar viva. La energía del agua, aparentementre blanda, es poderosa a partir de su interior.


      Así, nosotros también 'caminamos' por la vida tratando de seguir un rumbo fluido, cuyo hilo conductor tiende a ser nuestra formación y luego la carrera profesional, el ámbito del trabajo, que marca también curvas entre la libertad de hallar y elegir nuestra vocación y el compromiso de saber responder al reto de ganarnos la vida. A veces, nuestro rumbo se 'empantana' en pozas oscuras y poco salubres, y parece que nos hubiéramos apartado de nuestro cauce. Atravesamos etapas aburridas o incómodas, donde la vida parece no evolucionar, tal como ocurre en el invierno de la naturaleza en noviembre y diciembre.
      Y, no obstante, al mismo tiempo, se está dando un intensa vida interior aunque no se refleje afuera. Por eso, también hay que vivir etapas 'poco brillantes' donde templamos nuestro carácter y practicamos competencias. Lo que sí importa es que estas etapas oscuras sean excepcionales, y no se conviertan en la pauta principal, como está ocurriendo en esta sociedad postcapitalista, con tantas personas alejadas de su vocación, y de 'las aguas vivas' que pueden aportar a la sociedad.
     De ahí que, como sociedad, necesitemos echar mano al valor y al ejercicio comprometido de nuestra libertad, para asumir nuestras metas. A mi entender, la pieza clave del rompecabezas que falta, es la experiencia de conectar con el espacio interno de uno. Hacerlo calmadamente y sopesando lo vivido, establecer riesgos asumibles con los dones y competencias que ya se tienen, y poder luego trazar un plan eficaz de acción.
      En feng shui, a este espacio de vida, se le conoce como 'Montaña'. Nuestra sociedad lo llama 'la cuesta de Enero', porque ha olvidado lo necesario y útil que son los retiros periódicos en la vida, para evaluar lo logrado y establecer cambios en la ruta de vida, eso sí desde la paz interna. En las últimas décadas, muchas personas occidentales se han beneficiado de la práctica continuada de técnicas como el Yoga y la Meditación, en una búsqueda de equilibrar la vida y la salud; en un intento, a veces desesperado, de que la respiración consciente vuelva a hermanar a un cuerpo y una mente enajenados.
     También la energía de la 'Montaña' alude a la capacidad de vaciarnos de lo que nos sobra, o ya no nos hace falta; mantener estos 'residuos' significa poner freno o impedimento a nuestra evolución. Con todo, esta energía del aquietamiento requiere aprender a parar de vez en cuando, conectar con la fuente de sabiduría propia, y reajustar el ritmo saludable entre estar con uno e interactuar con los demás. Es, por tanto, una consecuencia natural del ejercicio de la libertad individual.
      Por eso, en feng shui, la energía del agua invernal alimenta a la tierra de la montaña, y todos precisamos de valor para saber estar solos, y de perseverancia para confiar en nuestra sabiduría personal. Este 2013, por favor, ¡considera Enero como un refugio para descansar, en vez de como una cuesta que superar!

No hay comentarios:

Publicar un comentario