jueves, 16 de enero de 2014

El arte de regalarte la felicidad en cualquier momento

 
     Se dice que el ser humano ha venido a esta vida a aprender, o a crecer.. también a aprender a amar. Y es cierto , y más expresiones que nos puedan venir. Y con todo, y más en estos tiempos de aparente negatividad en todo el planeta, hemos de reconocer que realmente hemos venido a gozar.
    Y, en medio de todos los desafíos cotidianos, la madre tierra siempre está ahí para apoyarnos y recordarnos que la vida en sí es pura ananda, o felicidad.
 
 
 
 
    Desde el instante único del nacimiento, la vida nos espera para que disfrutemos de los muchos regalos que guarda para nosotros. Nos hace guiños continuamente para que podamos reconocer el torrente de alegría que inunda todo momento.
     Para que, como niñ@s, podamos dar rienda suelta al instinto de pura alegría que somos. Llegar a estar en compañía de otros como nosotros, que también son pura felicidad.  
 

 
 
     Otras veces, nos permitimos el atraer un amante gozoso, para juntos embarcarnos en la dicha del éxtasis de la naturaleza, de la intimidad sagrada que nos une a ambos, y a su vez con todo lo que nos rodea, en una tierna canción de aprecio gozoso por la existencia. Cultivamos juntos el valioso tesoro de la unión de cuerpos y almas, el regalo de caminar juntos este viaje uno al lado del otro, en respeto y en cuidado mutuo.
 
 
     Y que no decir de nuestro gozoso cariño por plantas y animales que tanto amor a su vez demuestran a sus compañeros humanos, tan agradecidos por cada gesto de ternura o de auténtica presencia nuestra. Sin duda, ellos nos hacen la vida más fácil, y nos devuelven la alegría y la esperanza cuando nuestro corazón se cierra ante las heridas que intercambiamos con otros humanos.
 
 
 
     Otras veces, una mano amiga puede llenar un momento de inmenso colorido, y convertir nuestra vida en la mejor de las celebraciones. Nos gusta sentirnos mimados, que nos toquen con dulzura.. también qué bueno que sepamos dar sin esperar a que nos reclamen!
 
 
 
     Y para eso no hay mejor receta que darse a uno mismo sin esperar a que otro nos llene el depósito de combustible vital medio vacío, o que alguien restañe con puntos de sabor a miel las heridas abiertas en el valle de este peregrinar. Así de fácil; al estar uno pleno de vida y de dicha, uno comienza a convertirse en un faro que inspira a los demás, en un pozo inagotable de esperanza, en una fuente de agua que revitaliza..
 
 
 
 
     Esta madrugada de luna llena 'fresquita' de enero, te invitamos a que retomes el  dulce swin de tus horas, y apartes tus inquietudes, temores y sobre todo tu inercia de 'luchar' con la vida a brazo partido cada momento.
 
 La vida sabe, déjala ser en ti y disfruta junto a ella.
 

 

 

 

 

 

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