martes, 23 de abril de 2013

Estampas jardineras de exhuberancia primaveral

 
 
    
 
     A vuelo de pájaro, o casi, el jardín de casa vive su efervescencia primaveral, como dejan bien patente los lilos junto al estanque. Las hojas nuevas de las photinias, de color rojo suave, contrastan con el verde claro de los bambús, y todas las plantas crecen día a día animadas por el sol de estos días y las reservas de agua en la tierra. Los tulipanes se acaban de despedir hasta el próximo año, pero ahí ha quedado su cálida y elegante nota en un par de rincones.
 

 
 
 
 
 
     En el rincón silvestre del jardín, nuestro 'bosquecillo', está exuberante el rincón de la pileta reciclada (donde viven dos sapitos); cerca hay hierbabuena asilvestrada entre otras hierbas adventicias, que parecen aprovechar la bonanza de temperaturas antes que apriete el calor del estío que vendrá.
 
 
 
     En rincones de sombra las fresas progresan estupendamente bajo el gran madroño, y no muy lejos algunas acelgas aún viven un año después de plantadas, y ya nos están dando una segunda cosecha de hojas.
 
 

 


 

     La rocaya junto a la escalera de entrada, bajo la secuoya, muestra las matas de iberis florecientes de un blanco radiante, junto a aromáticas como orégano y tomillo.




 
     En abril, la estrella de nuestro jardín durante tres semanas son los arbustos lilos y sus espectaculares flores con un aroma especial, que al atardecer embriaga los sentidos y relaja los nervios.
 
 

        Ya hemos cosechado hierbabuena para secar en la despensa, y tener para tés fríos en verano, cuando seguramente la sequedad ambiental la haga desaparecer. En algunos lugares sale entre piedras a través de la gravilla blanca, y al rozarla nos regala su olor vigorosamente fresco.
 
 


     Hace un par de días salimos a caminar hasta San Martín de Valdeiglesias, y en un paraje nos encontramos a unos cerezos silvestres junto a un terreno de vides abandonadas. Estaban en plena flor, y sus ramilletes blancos nos saludaron con alegría al pasar junto a ellos.




 

 
     Realmente la primavera se convierte en una cascada de exuberancia de colores y aromas, en medio de infinitos tonos de verdes, y de crecimiento de las plantas en su carrera hacia el solsticio de verano. Una vez más, la vida ha dejado atrás el descanso y parón invernal, y toda la sinfonía vital nos delita en formas inimaginables unas pocas semanas atrás. Para nosotros es un regalo poder vivir tan cerca de la naturaleza, y contribuir a crear un rincón lleno de vida, abundancia y belleza.
 
 Nos sentimos bendecidos por la Diosa. Namasté!
 
 

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