Para Denise Linn (Ver su libro ‘Feng shui para el alma’) la cocina es la habitación de la casa relacionada con la prosperidad. La alquimia del cocinar nos permite transformar los alimentos de la Naturaleza en ‘combustible’ para nutrirnos y seguir desempeñando actividades con salud.
Este espacio es
yang de manera evidente: la presencia de los fogones, los numerosos
electrodomésticos con su poder de transformación, los colores vivos y su
bullicioso ambiente. A menudo intensos olores y temperatura elevada. Si
recordamos la novela ‘Como agua para chocolate’, hay numerosas conexiones de
los azares de la cocina con los de la propia vida.
Y curiosamente, en
la sociedad actual, muchas personas han perdido las ganas y el placer de
cocinarse su propia comida. Se recurre a comida rápida, menos nutritiva, y hay
menos tiempo en el hogar para disfrutar de risas y complicidades junto al horno
y los fogones.
En las familias
que, todavía comparten con ganas, las cocinas suelen ser los rincones más
concurridos. Respiran alegría y camaradería, son propicios a confesiones,
chistes y momentos donde contarse las aventuras sucedidas afuera. Qué mejor que
deleitarnos con un buen bocado preparado con cariño para animarnos a abrir el
corazón y dejar hablar a los sentimientos.
Las cocinas piden
colorido y luminosidad, a ser posible de rica luz natural. Si no tienen cerca
un jardín, agradecen que pongamos plantas y hierbas culinarias o aromáticas.
Además de útiles al preparar sabrosas recetas, nos brindan la conexión con la
naturaleza y sus fuerzas vivas.
Muchas cocinas
modernas, pobladas de blancos, grises y superficies esmaltadas o metálicas,
pecan de frías y distantes en el afán de ser tan funcionales. Llenas de avances
tecnológicos, no resultan acogedoras, ni invitan al placer de cocinar. Echamos
en falta la calidez del barro y la madera, de los colores tierra, amarillos o
calderos. También esas telas alegres en visillos y delantales, hechas con
artesanal amor materno.
Según el feng shui
los rincones del fuego (fogones) y del agua (fregadero) deben estar separados
por otras superficies para equilibrar ambas energías polares. También
trataremos de evitar que un horno se enfrente a una nevera, por el mismo
argumento. Conviene que la cocina tenga un orden práctico, que anime a usar menaje
y pequeños electrodomésticos.
Un rincón como
office o, incluso la mesa familiar para comer incorporada dentro de una cocina
amplia, crea una sinfonía entrañable y poderosa en el hogar. Dar vida a la
cocina con frecuencia sube el chi vital en una casa. Si pasáramos más tiempo en
torno a los fogones y sartenes que cerca de la televisión o el ordenador, sin
duda saborearíamos mejor la vida.
Y qué decir del
baile de especias y hierbas culinarias, de las salsas y de las multicolores
ensaladas. Todo amenizado por un buen vino, que nos recuerde la conexión con la
tierra fecunda, algún que otro sensual postre (mejor sin azúcar, usa panela,
miel o sirope agave) y.. un toque de canela, para caldear el fuego del corazón.
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