Nuestra madretierra, el planeta azul, plena naturaleza, a pesar de tanto daño sufrido. Y como una madre humana, aceptándolo todo, y confiando en que algún día nuestra sociedad abra su corazón, y respire cuidando a todas las criaturas. Desde que J. Lovelock desarrolló su hipótesis Gaia, son muchas las personas que hemos pasado a considerar a este planeta como mucho más que un fértil lugar para explotar su vientre en forma de minas de diamantes o canteras. Gaia es antes que nada un ser, infinito amor por todas sus criaturas, y espera que en esta hora el ser humano se de cuenta de que el sinsentido del expolio, la contaminación y el desarrollo no sostenible han de acabarse ya.
También sabe en su sabiduría bien antigua que el libre albedrío ha llevado a la humanidad a infinitos ensayos y errores, que nuestra especie ha necesitado de tantas 'experiencias locas' para encaminarse hacia la luz. Y en todo este tiempo, ella nos ha tendido la mano y nos ha acunado desde su vientre generoso. Desde hace poco tiempo, y coincidiendo con ciclos astronómicos que acaban, la Tierra en su propia trayectoria vital va a dar un salto cualitativo.. quien sabe si pronto se convertirá en luminosa estrella! Lo que se denomina como 'Ascensión de Gaia', al alinearse todo el sistema solar en el eje galáctico, va a impulsar el desarrollo de lo mejor de la humanidad. No sólo está mutando nuestro ADN, ya hace tiempo nacen bebés con mayor potencial y con un nuevo código genético (niños índigo, cristal, superpsíquicos..), también proliferan por la faz del planeta signos evidentes de cooperación solidaria, como bien evidenció el año pasado 'la primavera árabe'.
Con todo, algo bien importante, es que cada persona sienta la llamada de conectarse con la Tierra, y llegue a sentir la unidad con ella. Como muchas culturas nativas nos han recordado: 'Madre Tierra, Padre Cielo'. Esto significa integrar armoniosamente en nosotrxs mismxs las polaridades femenina y masculina, el ser y el hacer, el pensar con el sentir.. A partir de esta integración de ella-él, florece un darse cuenta de que necesitamos sopesar cada decisión nuestra en como puede afectar al entorno, y para las siguientes siete generaciones.
Sin sacudirse el yugo de la violenta razón, no podemos regar el corazón, y si el corazón está seco nuestros campos no fructifican. Desde la magia del libre albedrío y la consciencia de 'ser humano', hemos de retomar el poder individual, bien arraigado en valores universales. De ahí en adelante, "creer es crear" y cada planta cuidada, cada hábito negativo desterrado, cada sinergia con otro humano puesta en marcha, todo suma y da salud a todo el planeta.
Hay mil apoyos, numerosas técnicas que nos ayudan a recuperar la conexión con la Tierra: cantar y bailar, caminar en silencio, cultivar flores y hortalizas, moldear arcilla, tomar baños de barro,.. entre ellas hay una que me gusta compartir: Primero te tumbas boca abajo, el cuerpo abierto y en contacto con el suelo, y le entregas a la Madre todo aquello que sientes te daña o te limita, lo que te duele; ella en su amor generoso lo va a transmutar, y ella ya te acepta tal cual eres ahora. Después de estar un rato así, íntimamente con ella, hablándole o en silencio, te levantas y danzas un baile libre de agradecimiento a la vida, y a toda la belleza que hay en este planeta. Nadie tiene por que verte, tampoco tú has de rendir cuentas a nadie, sólo te dejas llevar y te entregas..
Últimamente numerosas personas están extendiendo la práctica ceremonial del 'inipi' o 'temazcal', de origen centroamericano, y que es una experiencia que nos purifica a todos los niveles, además de ser un vivencia de comunión con los elementos naturales, y también con las personas que lo comparten. Se reza, pide, agradece y canta por los seres queridos, también por un@ mism@, el fuego y el agua sanadores se llevan aquellas creencias erróneas que nos limitan y enferman. Cuando entramos al temazacal, decimos "por todas nuestras relaciones", en un reconocimiento de nuestra interconexión con todos los seres.
La esperanza de la vida es que lleguemos a sentirnos cada unx portadores de visión de hermandad, cuidando a la gente y a la tierra, y distribuyendo los excedentes allá dónde más se necesiten. Esta ética del movimiento de la permacultura deja bien claro que hemos de ser cada unx quien tome 'la vara de poder' allá donde estemos, creando las mejores condiciones para la continuidad de la vida en este sagrado planeta. Cada persona, en su familia, en su trabajo, con sus amistades, puede elegir que es lo que quiere apoyar.. si conectamos en verdad con nuestro corazón, la Madre siempre nos habla y nos guía.
Para terminar este artículo, mencionar unas sentidas frases de la canción 'Para tí' de mi hermano Diego Cruz: "Madre Tierra, Madre preciosa,.. para ti mis canciones, mis ilusiones, mis ganas de amar, para ti lucecita mía que cada día me quieres cuidar". Namasté a todxs!!
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