Vivimos unos tiempos donde la incertidumbre se generaliza, y empapa la mayoría de los ámbitos de nuestra vida. Va quedando atrás la comodidad de perpetuar opiniones de autoridad, que valían para varias generaciones. La velocidad de los cambios tecnológicos, culturales y socioeconómicos nos impulsa a un panorama nuevo, que muchas personas están identificando con suscribirse al miedo y a la confusión. Y, sin embargo, hay otras opciones más saludables y positivas.
Este panorama la mayoría de la gente lo resume con la palabra 'Crisis', tal vez el término más repetido últimamente. Es posible que la mayoría de las personas olviden que, en su significado etimológico, crisis viene del verbo griego 'crino' que significa decidir, y en primera persona singular del tiempo presente: "Yo decido".. y decido qué hacer y como me quiero mover en mi vida, aceptando las circunstancias personales de mi momento presente. Sólo que, primero he de tomar una decisión previa, y es la de elegir si quiero decidir yo o que me decidan otros. O lo que es lo mismo, si asumo libremente mi capacidad de ser responsable en mi vida, dando una respuesta a lo que ocurre en mi entorno cercano.
Por ejemplo, si yo decido iniciar este blog para ofrecer propuestas que considero inspiradoras y pueden ayudar a las personas a convertirse en agentes activos del cambio en sus vidas, lo hago porque quiero. También porque siento que, dentro de mis circunstancias y capacidades individuales, puedo aportar algo valioso que ayude a sumar en medio de este momento social de profundo cambio, y de desarraigo de valores y referencias para muchas personas.
Otra cuestión que me parece básica comentar se relaciona con la importancia de cuestionar las cosas, sobre todo como recibimos la información del entorno. ¿Nos paramos a pensar y a sentir qué valor real tiene lo que recibimos del exterior, bien sea leido o escuchado? En cualquier tema que nos importe, ¿desde dónde estamos dando crédito a afirmaciones o a opiniones ajenas? Tanto decir que vivimos en una sociedad científica, y ahora podemos comprobar que muchas personas creen en cosas, de las que apenas han tenido experiencias personales. A mí esto me conecta con la exagerada importancia que se le da a la información a través de lo visual, en detrimento del resto de información valiosa que nos llega por los otros cuatro sentidos: oido, olfato, gusto y tacto.
Toda posibilidad de aportar a la mejora social, precisa de una individualidad bien conformada, con estabilidad emocional y definida claridad respecto a las metas en la vida, y a cómo lograrlas. Sólo que aquí encontramos un matiz a considerar, y es el de si para lograr mis aspiraciones vitales vale cualquier cosa y no importa lo que ocurra con los demás, o si, en cambio, la mejora en la vida de uno implica el cuidado del entorno y de los demás. Participando de esta segunda opción, lo que siento es que estamos en la vida para intercambiar talentos y ayudarnos a desarrollar capacidades latentes. Y es más, podemos contribuir a que cada persona alcance su sueño personal, de éxito y plenitud, como ella lo conciba, y siempre que respete los principios a favor de la vida.
Si disfrutamos de cinco sentidos, y nuestras ventanas al exterior son oidos, ojos, boca, nariz y la piel, lo propio es que interactuemos con el entorno empleando los 5 de manera equilibrada, mancomunada. Pero no ocurre así. El dicho lo expresa claramente: "La vista es la que trabaja".. y trabaja demasiado hasta agotarse y enfermar al cuerpo, además de restarle potencial para vivir mejor. Una manera sesgada de percibir lo que nos rodea, implica reducir lo que es la vida. Imaginemos un burro con orejeras arando el campo que le ponen delante, en vez de otro animal con plenitud de facultades para moverse por su medio, e interactuar con él más ricamente. El exceso de vista nos lleva a vivir rápido y superficialmente, os animo a experimentar el caminar unos instantes cerrando los ojos, a ver que descubríis.
El cuerpo sí que sabe, ya que vive en el presente (cuando le dejan..) y sus sensaciones son fiables por ello; sin embargo, solemos ignorarlas. Y montamos nuestras categóricas afirmaciones de lo que está bien o mal, de lo que es importante en la vida desde esa percepción limitada, que deja de lado un estar silencioso, sin prisas, que huele y escucha la vida momento a momento. Lo menos que puede suceder debido a esta desconexión de lo corporal y lo vital, es el aumento vertiginoso de las llamadas 'enfermedades mentales' en los últimos tiempos, a pesar de tanto avances médicos y tecnológicos. El llamaso 'estrés' ocurre por esta negación de todo el campo de la vida que viene a través del cuerpo, del sentir de la piel, de haber olvidado el escucharnos a nosotros mismos, .. en resumen, el sólo habitar en la cabeza.
El 'resentir' y el 'revivir' van de la mano, y esta acepción ha de ser aplicada a despertar nuestra capacidad natural de conocer como es un espacio o lugar, no por lo que pensemos o imaginemos de él, sino porque al estar en la vivencia consciente de nuestro cuerpo, al mismo tiempo estamos en este lugar. Y cuando estamos en un lugar, resulta que somos uno con ese lugar. Desde ahí, se nos abre un mar de posibilidades para crear confort alrededor nuestro. De ser creadores de armonía y salud, para que los lugares que habitamos sean realmente espacios acogedores, cuya vitalidad al atravesarnos (porque nos dejamos) nos sana y reconforta.
Necesitamos por tanto 'decidir' y abrirnos a permitirnos percibir la vida y nuestros espacios tal como son, y no como los pensamos. A cambio vamos a recibir muchas bendiciones, y con la practica, aprenderemos a movernos por ellos con fluidez y sin crear estrés. Con curvas, en nuestros muebles ergonómicos y en los diseños de nuestros interiores. Con suaves colores conviviendo unos con otros en atrevidas comunidades cromáticas, y disfutando de los melodiosos sonidos de instrumentos que nosotros sabremos tocar con arte, así como de agradables sonidos naturales que nos rodearán, y sí de vez en cuando, como contrapunto, alguna película sabrosa en esa ruidosa ventana del mundo que algunos han alzado a un pedestal tirano. Y qué decir del delicioso mundo de los aromas y sabores con qué agradar al cuerpo y al alma, donde la mente puede encontrar descanso sin dormir, y donde la vida nos acaricia con suma sensualidad e intensa belleza, la que siempre está esperando a poder darnos.
Un saludo sentido!
No hay comentarios:
Publicar un comentario