sábado, 12 de enero de 2013

Feng shui en los lugares de negocios: boca, corazón y tripas.


     La aplicación de los principios feng shui a los espacios de trabajo y creación de riqueza nos muestra una adaptación respecto el patrón básico que conocemos para las viviendas. En cualquier caso, nos seguimos sirviendo de un modelo que diferencia el espacio en tres grandes partes, que siguiendo el simil del cuerpo humano, llamaremos "boca, corazón y tripas". Es evidente que para respetar el principio básico en feng shui de que la energía vital o chi fluya, primero ha de llegar a un lugar y entrar en él (acceso); después ha de circular fluidamente por ese espacio creando así buenas condiciones de confort, ergonomía y buen ambiente para crear y trabajar; por último, no menos importante, igual que la vida siempre está en continuo cambio, el chi vital ha de abandonar ese espacio y seguir su marcha, para evitar estancamiento y exceso de cualquier cosa que pueda desequilibrar el conjunto. Veamos este esquema más detenidamente.


     Cuando tomamos en cuenta el tema del acceso a un negocio, también cobra importancia lo que lo rodea, y su calidad y atractivo ambientales. Para un negocio concreto, esta primera consideración de emplazamiento se refiere a situarse en un entorno apropiado -afin a la actividad principal que abarca-, y con suficientes relaciones para generar la intensidad que requiere toda venta o contratación. Cuando nuestro organismo tiene hambre, tan importante resulta tener la boca sana como comida abundante y de calidad que tomar. Esta última alude al flujo de clientes potenciales, que se dan en un entorno atractivo para hacer ventas, así como que el emplazamiento cercano de la tienda o empresa resalte nuestro lugar de negocio, en vez de que lo esconda haciéndolo pasar desapercibido.
      A escala pequeña, el escaparate de una tienda o el acceso a unas oficinas nos recuerdan esa cara atractiva y bien aseada, cuya intensidad mayor o menor de maquillaje irá a tono con lo que ofrezcamos en el espacio profesional. Y ligado a esto está esa primera impresión que todos recibimos cuando entramos en un espacio de trabajo cualquiera. Lo pensemos o no, ya estamos recibiendo sensaciones directas que nos indican parte de la calidad de ese negocio. Es importante que una persona se sienta bien recibida, tanto por las personas que le atiendan y saluden como por la decoración y definición del espacio en esos primeros metros del lugar. Si para entrar, nos cuesta mucho empujar la puerta, o el sonido del timbre es desagradable, no empezamos bien. Y así, una suma de detalles, que inundan nuestros cinco sentidos, dandonos información de la salud ambiental de ese lugar.

    
     Ya estamos dentro, imaginemos que nos hallamos en una tienda de alimentación. Pedimos que el espacio nos permita movernos comodamente y que los productos estén colocados de forma ordenada y atractiva en su presentación, para que podamos hacer una buena elección. Durante el proceso que precede a la venta/compra de un producto o servicio, algo básico es que el cliente se encuentre distendido, y agradablemente estimulado por el ambiente. En la medida que esto sea así, la compra será mejor, seguramente mayor, y nos dejará una sensación positiva que favorece que volvamos de nuevo al establecimiento. Esta sensación de movernos libremente, y disfrutar eligiendo nuestra compra es clave. Cuantas menos intervenciones tengan que hacer los empleados porque el lugar se muestra accesible y claro, pues mejor.


    Esta zona central del negocio, es donde tienen lugar el mayor intecambio de información y desarrollo de creatividad, para llegar positivamente hasta el cliente. En una tienda lo hace el diseño y la disposición de los productos; también la hábil interlocución que establece el empleado desde el otro lado del mostrador, dejándose ver pero sin agobiar al visitante. En las oficinas, lo marca la distribución de despachos y escritorios que favorezcan la buena interrelación entre los empleados de una empresa. De manera que, por un lado, puedan trabajar individualmente, y, por otro, cuando haga falta, se echen una mano entre ellos. Nos recuerda los usos que le pedimos en los hogares a los espacios de la sala de estar, comedor y cocina, espacios socializadores todos ellos que confieren calidez y armonía a la dinámica familiar. Pues en un espacio profesional, y adaptado a su naturaleza específica, lo mismo. El negocio entonces respira con ritmo y palpita bien, bombeando el dinamismo y la creatividad donde haga falta, tal como hace nuestro corazón y su relación con el sistema respiratorio.




     La tercera parte de nuestro esquema espacial se refiere a esos espacios usualmente conocidos como almacenes, despachos de gestión, cuartos auxiliares o wc, 'la trastienda', que a menudo, por no verse, se olvida la importancia de su diseño y su cuidado. Esa parte interna de los negocios, donde la energía está descansando o genera procesos de limpieza  o de toma importante de decisiones, esos necesarios espacios que hablan del potencial invisible del proyecto, aluden a las entrañas del mismo. Y también a su fuerza, a la capacidad de supervivencia ante reveses o desafíos. Son como las habitaciones de nuestro hogar que no solemos compartir con extraños o conocidos, nuestra zona privada, que nos posibilita experimentar intimidad, vulnerabilidad y regeneración. En ellos, la bestia  o animal de empresa salvaje que nos hace crecer gracias al institnto y al olfato de los negocios, recupera sus fuerzas. Estos espacios más femeninos, han de ser cuidados tanto o más que el resto, para que en situaciones imprevistas, el negocio pueda dar respuesta adecuada en el tiempo preciso.


     El equilibrio dinámico entre estas diferentes partes del espacio profesional, y su manejo consciente por los empleados en función de las necesidades de la marcha del proyecto, son los que favorecen la creación de un ambiente vital, al tiempo que sereno y entusiasta, buen caldo de cultivo para el crecimiento de toda empresa y negocio. Dentro de los diferentes roles de cada empleado o socio, cuanto más participe cada uno de ellos en la definición, el mantenimiento y el cambio en el espacio, más se beneficiará el desarrollo de los diferentes cometidos porofesionales dentro de un mismo lugar. Y, al tiempo, se generará una onda positiva que se irradiará al ámbito de las comunicaciones telemáticas y las distintas transacciones del proyecto que ocurran fuera de este fortalecido 'campamento base'.



     Es responsabilidad de un buen trabajo en equipo, apoyarse en los consensos y saber crecer con las diferencias de opinones o enfoques; eso genera biodiversidad, y hace fuerte a un proyecto. Y dentro de una estructura de negocio jerarquizada, todo lo que el jefe esté dispuesto a aprender, aceptar o cambiar, lo transmitirá al resto de empleados con su ejemplo más que con órdenes, modelando unas señas de identidad en el negocio positivas y sólidas. Cualquier conjunto de trabajadores que comparta una visión unificada del negocio, podrá aunar talentos y esfuerzos, y el lugar respirará esas cualidades y las transmitirá a toda persona que lo visite. ¡Y por supuesto las ventas subirán!




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