sábado, 5 de enero de 2013

La Técnica Metamórfica, convertirnos en quien realmente somos




  Esta técnica surge en los años 50 del pasado siglo, cuando Robert St. John experimentando desde la reflejoterapia llega a descubrir el mapa prenatal y su efecto terapeútico en las personas. A partir de masajear los puntos reflejos de la espalda, situados en el canto interno de pies, manos y en la línea central de la cabeza, se desbloquean áreas de stress asociadas al mundo cognitivo del individuo. La persona puede percibir entonces como algunas experiencias le cuestan menos, siente más confianza en dirigirse hacia las metas de su vida que le interesan. Esto es así, porque al recibir esta técnica, se equilibran y unifican nuestros focos pensante (cabeza), acción (manos) y movimiento (pies), de manera que a la persona le es más fácil fluir con la vida, y atraer las situaciones que necesita para crecer y expresar su potencial propio.
     Estos bloqueos acumulados suelen ir asociados a distintas influencias que han ido apareciendo a lo largo del período de embarazo. Unos de ellos pueden afectar más a la parte de la propia identidad del individuo, de como uno se ve a sí mismo y se valora,  y otros se corresponden más con el mundo relacional, con dificultades al comportamos exteriormente en sociedad, o de encontrar nuestro sitio. La práctica de la técnica metamórfica posibilita que el practicante atraiga hacia su vida las experiencias de cambio que necesita en un momento dado para vivir su vida más genuinamente. Esto puede significar cambios en el trabajo, realizar viajes hace largo tiempo soñados, el estudio de alguna nueva aficción, cambios decorativos o de uso del hogar. Cualquier situación nueva que nos haga evidente que estamos superando un antiguo temor, o dificultad en algo, o la realización de una aspiración de hace tiempo.




    
     Con esta técnica ponemos en marcha un proceso de una manera fácil, sin ejercicio mental. La simple (y poderosa)  intención de emprender un proceso de metamorfosis es suficiente para que los cambios ocurran al recibir la técnica. Puede que, tras unas sesiones, no nos percatemos del cambio en  nosotros, que a veces es sutil, y sin embargo otras personas cercanas lo notarán. De alguna manera, estamos reviviendo como una nueva gestación, donde nuestro patrón prenatal (el resumen de las influencias de lo heredado de los padres y la sociedad más lo sucedido en nuestro embarazo) se 'está actualizando' para mejor.. se revisa, desalojando lo que ya no nos sirve, esas pautas de vida que ya no nos son útiles.
     Están aflorando recursos valiosos desde la bodega de nuestro inconsciente personal, vinculado directamente a las leyes de la vida, y eso hace posible que superemos límites anteriores, y derribemos barreras que antes sentíamos infranqueables. Y lo hacemos sin luchar, sin victimismos ni rabietas, sino encontrando la línea de la menor resistencia, por donde el cambio que experimentamos nos facilita el encuentro con nuestro ser genuino. Esta etapa de cambio puede apoyarse en unos casos en práctica de terapias o técnicas de ejercicios, meditación o cambio de la dieta.. pero no tiene por que ocurrir en otros casos. Cada persona es única, y sólo la vida sabe lo que cada persona necesita experimentar en un momento dado para vivir más creativamente.
     También puede ocurrir que, tras recibir inicialmente unas sesiones seguidas, la persona decida interrumpir la práctica. Su mente, la del profesional que le da las sesiones o su entorno familiar, pueden creer que esto es un perjuicio, que lo mejor sería continuar hasta alcanzar algún resultado.. Y, no obstante, la vida nos dice que está bien, nos pide que aprendamos a confiar en lo que ocurre, sea lo que sea. Nos invita también a que desarrollemos una actitud de desapego respecto a los acontecimientos, y que nos relajemos en medio de ellos. Quizás, por primera vez en su vida, la persona está viviendo una situación de libertad real, sin ningún tipo de expectativa o deseo.. y esto puede ser muy poderoso, y puede iniciar una metamorfosis bien profunda, que le permita dejar atrás patrones de conducta inconscientes, los cuales limitan su existencia.



      Decimos que las personas suelen encontrarse con esta herramienta, cuando atraviesan los llamados 'momentos encrucijada'. Tal vez esto ocurra después de acontecimientos dolorosos (salud, relaciones..) que hacen posible que la mente acepte -al menos por un tiempo- dejar de dirigir racional y férreamente la vida, incluso cuando cree que está mejorando ésta. A veces las personas hemos de atravesar nuestras 'noches oscuras del alma', para estar dispuestos a aceptar que la vida sabe mejor que nosotros lo que necesitamos, mejor que nuestro pequeño yo, endiosado y condicionado por tantas influencias. La práctica del masaje metamórfico en estos momentos vulnerables puede transcurrir en sesiones silenciosas, o en ratos de auténtica comunicación con familiares o amigos, donde quizás la persona se encuentre a sí misma abriéndose a un compartir sincero y profundo, quien sabe si por vez primera. 
     En cualquier caso, si recurrimos a esta manera más fluida de experimentar las transformaciones que necesitamos, nos ahorraremos otras experiencias más incómodas (enfermedades graves, accidentes, conflictos fuertes, juicios..) con las que la vida 'tiene que enseñarnos sus principios', si seguimos empeñándonos en desoirlos. De nuestro libre albedrío depende, que manera queremos elegir para crecer. Los fuertes 'correctivos' externos no son imprescindibles. Si vivimos algo más atentos, más despacio, más despiertos, encontraremos cada día numerosas oportunidades para autocorregirnos. Llegaremos a afirmar que la vida siempre está apoyándonos, amigablemente. Más aun, siempre lo ha estado, incluso cuando le dábamos la espalda.



     Dentro de la experiencia saludable del equilibrio, es muy útil tratar de dar sesiones de la técnica metamórfica, al igual que recibirla. Es fácil de aprender, y experimentaremos una gran satisfacción por sentirnos parte de la transformación gozosa en la vida de personas que queremos y nos importan. Lo reconozcamos o no, lazos espirituales fuertes nos unen a familiares y otras personas de nuestro camino por la vida. Nuestra libertad es la que decide si decidimos ignorarlos, o al contrario, asumimos con consciencia y alegría la pequeña parte que nos toca en cada relación.
      Y lo haremos, respetando en todo momento la capacidad del otro por recibir lo que quiera o pueda en ese momento.. nos desapegamos y le dejamos a la vida que sea ella quien pone o quita cosas. Por una vez, al menos, aceptamos dejar de estar en medio estorbando o queriendo ser importantes; y así, puede ocurrir, desde el estado de unidad y presencia, la sanación de lo que haga falta.
Para concluir este artículo, os animo a que encontréis ahora  la manera más sencilla de aprender y practicar la La Técnica Metamórfica, y que experimentéis sus beneficios. Este invierno, 'encógete bien adentro, ..y luego echa a volar!!'




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