viernes, 18 de enero de 2013

Feng Shui en los Sentidos (I): Visita al Hamman, experiencia gozosa y saludable

    

     Desde hace años, disfruto de un lugar bien agradable en pleno centro de Madrid, el Hamman de baños árabes de la calle Atocha (junto a Jacinto Benavente),.. una escapada en el tiempo a otra época, que todavía mi cuerpo recuerda y mi alma anhela.. más empecemos la historia. Es un relato que nos lleva a siglos atrás, a jardines llenos de encanto, y a canciones de agua, llenas de historias..casi olvidadas.



     Puedo afirmar, con algo de rubor, que la experiencia del Hamman al principio me sorprendió, profunda y también entrañablemente..  dejar que lo explique. Uno va buscando relajarse y parar el exceso de velocidad de la vida moderna.. y sí, eso sucede, ¡y qué alivio! Soltamos cargas y pesares, ya desde el momento que entramos al vestuario. A solas,  estando en el recogido vestuario mientras nos desnudamos, casi sin saberlo, empezamos a quitarnos capas y corazas, para permitir que la experiencia nos regale bienestar y quietud.



     Cuando empiezas a bajar la escalera hacia el hamman, caminas hacia el encuentro del agua.. y también, aún sin saberlo, hacia lo profundo de ti.. al entrar en el espacio, la penumbra ambiental nos predispone al recogimiento y al descanso. El diseño arquitectónico del lugar, con sus techos bajos y abovedados, y el sonido del agua, recuerda a la calidez del cobijo del útero materno, rodeado de protectoras aguas nutricias.
      A continuación, el juego cambiante de las temperaturas en las diferentes albercas de agua templada, fría y caliente nos hace experimentar sensaciones directas e intensas. Seguimos viajando de la mano del agua, y su memoria ancestral, que nos conoce porque nos habita en cada célula. Nuestro cuerpo se va relajando, y poco a poco la mente va posando y..



 
..cuando la mente se silencia, la musica de fondo del hamán, hermanada con el agua y el lugar, nos va contando viejos relatos, que son tanto de uno mismo como de la humanidad.. esos relatos evocan el linaje de nuestros sentidos, y lo que dentro del agua vamos sintiendo es experiencia gozosa de unicidad.
    Hay veces cuando estoy en el haman, como ayer, -y si el silencio de las otras personas lo propicia (gracias, ayer eramos poca gente)-, que la memoria del agua me anima a moverme cual delfin en océano, fluido y libre, y juego con el agua, y dejo que ella juegue conmigo. Así, siento aflojar mis tensiones, y puedo descansar mejor.
     Esta experiencia de libertad, en medio del recogimiento femenino que el agua nos brinda, también es propiciada por el juego de luces ambientales y de penumbras suaves. Es un elemento visual que favorece la interiorización necesaria para disfrutar de esta experiencia de relax y viaje interno de la mano del agua.





     El haman también te ofrece la posibilidad de recibir un masaje en medio o al final de la sesión del baño. Las dependencias recogidas donde se ofrece este servicio, ayudan a que continue la sensación de relax y confort. El masaje con guante de crin, sobre todo por como te echan el agua y te enjabonan, no sólo es recomendable, sino especial.
     Lo agradable de recibir el masaje va unido a la sensación de vulnerabilidad que se siente al echarse en una camilla y dejar hacer sobre el propio cuerpo. ..cuando conseguimos abrir al otro parte de nuestro espacio interno, entonces el masaje multiplica el valor del bienestar que el agua nos da, y el hamán se crece...
     Cuando sucede esto, uno puede abandonar el establecimiento de salud renovado y también feliz, sintiéndose ligero y con ganas para seguir con las cosas de la vida, sabiendo que la magia sanadora del agua puede hacernos la vida no sólo más fluida, sino sobre todo, más gozosa, al sentirnos en unidad con lo que nos rodea.
        Desde la propuesta más formal del feng shui, cada uno de los 5 sentidos nos conecta con las 5 energías feng shui -las cinco estaciones de la naturaleza- y nos regala poder conscienciar que tenemos desbalanceado en un momento dado pra vivir a gusto.Llevado esto al espacio del Haman, vemos como.. el agua está tan presente que el fuego exterior se recoge cual luz de penumbra o vela, y así el fuego de nuestro espíritu se hace presente. La madera, hija del agua, se reconoce en el movimiento del agua, bien energético, así como la poderosa y silente energía del metal la recibimos a través de arcos, techos abovedados, aromas sensuales esenciales y..
     ..nuestra amada tierra, el sagrado quinto elemento que lleva a la unidad en el feng shui y en la vida nos canta en medio del material cerámico que construye el hamán, pero también del descanso que experimentamos, o del 'encuentro' tan fructífero con uno mismo que el mundo del agua nos hace posible. También la tierra se revela en las formas cuadradas, los colores 'tierra' y sobre todo, que cuando sales a la calle de nuevo, te sientes más cerca de la gente, de sus historias y te ries, te sientes más humano. Y al llegar a casa, en tu hogar, parte de tu ser te sigue susurrando la belleza del jardín florido que se esconde bajo las aguas vivas del hamán. ¡Que os aproveche la visita!


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