miércoles, 23 de enero de 2013

Feng shui y las habitaciones (I): El Dormitorio


        Iniciamos esta serie de artículos sobre el feng shui de nuestras habitaciones con el dormitorio. Esto es especialmente indicado, ya que la función de descanso se hace evidente en la naturaleza en la estación invernal que nos encontramos ahora. Queremos iniciar una andadura por cada una de las habitaciones y espacios del hogar, para animaros a que exploreis en las múltiples metáforas que están ocultas tras las capas de decoración o de diseño arquitectónico. Pensar que el mejor de los edificios construidos no es útil sin la vida que le insuflan sus moradores. Hagamos que nuestras casas se llenen de pensamientos hermosos, emociones serenas y vivencias plenas de felicidad,.. compartida.
     Desde el enfoque del feng shui, que estudia la vida en base a la interacción de las principales fuerzas, que son también las que nutren cada una de las estaciones, consideramos que la especialización de nuestras casas con habitaciones diferentes para usos principales diferentes es importante. Desde una perspectiva de cultivo de la salud, y un estilo de vida integrador, el uso que hacemos de cada habitacion ha de ser coherente a la finalidad principal de cuando es diseñada. Cuando, por la confusión, de un estilo de vida acelerado y que confunde reposo y creatividad, o estar y hacer, nuestras habitaciones van perdiendo esa identidad que las nombra, o quedan en una neblinosa indefinición fruto del sentir de sus moradores, ..nuestra salud comienza a verse afectada, y nuestras relaciones también.


     Centrándonos en este artículo en los dormitorios, cuya función es propiciar descanso e intimidad, vemos como en feng shui esto se corresponde con la fuerza o elemento del Agua, el de reposo en lo externo e intensidad en lo interno. Al igual que ocurre con nuestros riñones (también asociados al elemento agua en la medicina tradicional china), precisamos de quietud para recargar nuestras baterías, así como necesitamos intercambiar afecto en la intimidad del hogar, para equilibrar toda la energía que dedicamos a expandir hacia afuera, durante el trabajo o con las amistades. El poder del agua pasa por su capacidad de oxigenarse y purificarse (nosotros reciclar tensiones de todo tipo), así como poder circular y avanzar sin estancarse (nosotros relacionarnos con nuestro ser interno para dotar a la vida de un sentido saludable y pleno).

     En muchos dormitorios, nos encontramos con que una buena intención estética o de hacernos las cosas cómodas, contrapone el principio de favorecer el descanso nocturno, las convalecencias tras enfermedades o el intercambio placentero de afecto e intimidad de pareja. Estas experiencias comparten la necesidad de un ambiente que nos invite a sentir y a replegarse en el interior para descansar, soñar o quererse. Dormitorios con demasiada cristalera y acceso visual exterior, energía de eliminación por un baño muy próximo, o elementos decorativos y energéticos en exceso yang -como la imagen de un tigre o la presencia del fuego de una chimenea junto a la cama-, en principio se desaconsejan para la mayoría de nuestros dormitorios. Es cierto que pueden caber excepciones, sólo que en este artículo nos referimos a las directrices básicas, que nos permitan entender de manera fácil 'que le pedimos a un dormitorio calmado y acogedor'.




     Para definir prioridades, cuando consideramos el diseño y la colocación de muebles o la decoración de nuestros espacios, una de las directrices básicas consiste en que cada estancia se ha de diseñar en torno a su mueble principal (que dispone el aprovechamiento de la función básica de ese espacio). En este caso, corresponde a la cama, y en este artículo a un dormitorio adulto. La primera consideración, es que nuestro cabecero de la cama pueda reposar en una pared maciza (sin puertas ni ventanas), al tiempo que desde la cama contemplamos la puerta de la habitación, no quedando ésta frente a nosotros.
     Por otra parte, la decoración que se encuentra arriba (por ejemplo la presencia de unas vigas perturbadoras en el techo) o abajo (colocar bajo la cama objetos ajenos a la función de descanso, como papeles o aparatos). Así como debido a la presencia de objetos cercanos en las mesillas que alteren nuestro descanso -contaminación electromagnética de radiodespertadores, televisores  u ordenadores-,  proporciona la suma o la resta de factores que determina un ambiente favorecedor, o lo contrario, de lo que necesitamos experimentar en el dormitorio.


        Asimismo, antes del dormitorio, el uso que hagamos de espacios adyacentes, incluido su posible desorden o falta de limpieza, puede enviarnos de manera permanente un mensaje a nuestro inconsciente, de que el espacio no resulta acogedor o no invita al recogimiento. Luego nos extrañamos del incremento del insomnio en esta sociedad, o de tanta gente con la sensación al levantarse cada mañana de no haber tenido un buen descanso. Necesitamos asumir con responsabilidad el uso cuidadoso de estas habitaciones interiores de la casa, porque el grado de dedicación que las damos, nos lo damos a nuestra persona. El descansar, recuperarse de una enfermedad, intercambiar afecto y placer o soñar y viajar desde el alma por las noches, son todas experiencias del principio femenino, que en general nuestra sociedad patriarcal e hiperactiva no considera, niega o, cuanto menos, descuida por no valorarlo suficientemente.


     Por ello, la búsqueda individual de éxito y felicidad en la vida, ha de incluir los 'mundos de la noche', y hemos de aprender a acercarnos a ellos, desde la apertura, la calma y el gozo. Nosotros en casa, sólo mantenemos una puerta interna, que une un minipasillo que comunica el área diurna con la zona nocturna de descanso, donde están dormitorio y habitación de relax o 'santuario', además del cuarto de baño. La presencia física de esta puerta, define este punto como un segundo umbral que recrea una función similar, a la que la puerta principal de la casa cumple al separar-unir el exterior del jardín y mundo con el hogar.


     Si en casa, como en la vida, permanecemos atentos a lo que experimentamos en cada momento, nos será posible cuidar los espacios para hacerlos confortables y bellos. De esta manera, la decoración y el uso-disfrute que eligamos cada uno de nosotros, ofrecerá salud a los moradores del hogar, y nuestra casa podrá convertirse en fuente de salud también para las amistades o familiares que nos visiten, cual oasis para recibir distensión, alimento físico y espiritual, y buenas relaciones. Los estilos de los dormitorios realmente confortables pueden cambiar mucho en lo aparente, pues cada persona o pareja necesita un encaje de colores, formas, símbolos.. único.


    Aprovecha un momento relajado del próximo fin de semana, y dedícate un rato a 'sentir' y recibir como es el ambiente de tu dormitorio. Contémplalo como si lo hicieras por primera vez, sin reproches pero con objetividad, y observa que aspectos ambientales no te gustan, te chirrian o ..si echas de menos algo que te gustaría hacer visible en la habitación más íntima. Recuerda que, precisamente, este espacio requiere de cierta austeridad decorativa (pocos objetos a la vista) y de una 'dominante' de formas+colores que contribuyan a experimentar sensaciones de paz, afecto y pertenencia. Cuando recogas por la mañana tu dormitorio, después de asearte y de ventilarlo un rato, crea un ambiente de tranquilidad mediante una penumbra visual, y un orden  que de serenidad. Esto ayudará a que, por la noche, cuando te encamines a tu descanso diario, te sea más fácil sentirse relajado, seguro e íntimo. ¡Dulces sueños!







1 comentario:

  1. Pablo, me ha encantado el artículo. Además de todas las claves que ofreces, el estilo de expresión que has elegido (perdona, es pura deformación profesional) es tan suave, delicado y preciso que proporciona a la lectura ese ritmo reposado y armónico que, según lo que explicas, debe fluir de nuesto dormitorio.
    Por otro lado, es lo que siempre transmites, amigo.
    Mil gracias, de verdad.

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